Nueva entrevista para The Telegraph: “Hice un test online para ver si soy narcisista”

A continuación les dejamos la traducción de la entrevista con The Telegraph para promocionar el lanzamiento de XXV. La misma fue hecha por Chris Heath, autor de las dos biografías oficiales de Robbie: Feel y Reveal.

Mientras celebra su 25° aniversario como solista, ¿Robbie por fin empieza a sentirse cómodo en su propia piel?

Robbie Williams se encuentra en el apartamento en París donde él y su familia vivirán durante varias semanas; la Torre Eiffel enmarcada en la ventana que está detrás de él. Mientras da la entrevista, niños de diferentes edades entran y salen de la habitación cada tanto, buscando atención y afecto. “La vida es muy buena”, me dice. “la vida es muy buena”.

Cualquiera que haya prestado atención, aunque sea de forma breve, a la vida pública de Robbie estará al tanto que él ha luchado por mucho tiempo contra la brecha que existe entre la persona que él siente que es y la persona que la gente cree que es, y contra todo lo que la vida que ha elegido le exige.

Por un lado está el enigma de que aquellos que no lo conocen, suelen creer que es imposible que, como él mismo lo dice, “soy un introvertido que se gana la vida haciendo el trabajo de un extrovertido”. Pero en los últimos tiempos, dice, las cosas han ido bien. Todavía tiene muchas cosas para compartir sobre las disyuntivas que experimenta pero que esos relatos los ofrece más como reflexiones sobre cómo son las cosas y no tanto como actualizaciones urgentes sobre una crisis en curso. “Estaba leyendo algo sobre la fama…”, empieza a contarme y ya empieza a sonar muy consciente de cómo suena esto y de que cualquiera que lo lea podría estar juzgándolo, “… y hay como cuatro etapas de fama. Y no puedo acordarme de las primeras tres…”, se ríe ante la absurdidad autorreflexiva de este detalle. “Pero la cuarta es la aceptación de lo que te ha pasado.” El punto es: tal vez ahora se encuentra en esta etapa.

“No estoy diciendo que llegué a un estado tipo zen, no” aclara. “Porque todavía soy una masa de inseguridades y soy todo o nada en cualquier momento. Pero hay un estado de tranquilidad. O es más fácil de lo que ha sido toda mi vida adulta”.

Habiendo dicho eso, el jueves que yo llego, Williams está sufriendo un pequeño bajón. La familia – Williams, Ayda Field y sus cuatro hijos: Teddy, 9; Charlie, 7; Coco, 3 y Beau, 2- están aquí en París de vacaciones. (Es una ciudad muy especial para su esposa. “Todos los chicos hablan francés. Soy el único de la familia que no lo hace”, remarca Williams).

Cuando arribaron a la ciudad, hizo lo mejor que pudo para meterse de lleno en todo. “Está el parque de atracciones”, dice. “Y el puente con los candados. Hice ambas cosas. Luego fui social y salí por 10 días seguidos. Es todo un récord para mí”. De hecho, fue fotografiado varias veces de paseo por la ciudad. Esta visita familiar, descubrió más tarde, coincidió con la Semana de la Moda Masculina, que luego le dijeron que había sido tendencia en Internet.

Y luego, ayer por la noche, se encontró a sí mismo en otro evento rodeado de actores y expertos en moda. “Había canapés, que es mi -pés menos favorita”. Pero ese no fue el problema. A decir verdad, fue una noche perfecta llena de gente increíblemente agradable”. Pero, con el correr de las horas, de todas formas reconoció el sentimiento de que algo se había roto dentro de él y ahí supo que no volvería a salir por un tiempo.

No es un gran problema, aclara, simplemente es así. “Ese tipo de cosas suceden cuando me exijo más de lo que puedo hacer en este mundo”, explica. “Algo se rompe y me empiezo a sentir muy asustado y tengo que quedarme adentro un tiempo para recuperarme. Simplemente necesito… ¿Qué es eso que haces para no sufrir una descompresión cuando subes a la superficie demasiado rápido?”

Por suerte, él es excelente para mantenerse adentro, ya sea trabajando en miles de proyectos en su computadora, iPad y hasta en su cabeza, o, como en este momento, sumergiéndose en la vida familiar: interrumpiendo momentáneamente la conversación para satisfacer el pedido de Coco de ponerle un capítulo más de Peppa Pig y, más tarde, accediendo a arropar a Teddy y a Charlie. Sea lo que sea lo que haya ido bien, sin dudas la familia es parte de eso.

“No es porque sea padre increíble”, dice, “es porque realmente amo estar con ellos. Los amo. Me hacen sentir lleno. Los necesito”. Se ríe. “Por más que sean muy molestos, sientes ese amor que te prometían las canciones de los ’80. Cuando creces y te enamores, no era como lo decían ninguna de esas canciones. Pero con los niños…”, empieza a cantar: “Watching in slow motion as she turns to me and says, you take my breath away”. “Se siente como ese sentimiento efusivo, increíble, eterno, que sientes por dentro”.

En cuanto al lugar donde se encuentra viviendo la familia en estos momentos, cuando no están de vacaciones, la respuesta es sorprendentemente incierta. “Todavía estamos tratando de resolver donde vivimos. En realidad no vivimos en ningún lado porque queríamos una nueva aventura”. Hay una nueva propiedad en Los Ángeles a la cual se mudarán para la época de Navidad, pero mientras siguen tratando de balancear todo, desde la educación de los niños hasta sus horarios de trabajo que cambian continuamente, entre muchas otras cosas, puede que ese no sea necesariamente su hogar.

“Todavía estamos improvisando sobre la marcha. Creo que estaríamos mejor en una caravana que viaja constantemente”. Le pregunto si le gusta ese sentimiento. “Si”, responde. ¿Por qué? “porque donde quiera que vaya”, se detiene a pensar. “eventualmente volveré”.

La tarde siguiente nos encontramos inmersos en una conversación sobre cuán pronunciado o no puede ser el ego de Robbie Williams. “Bueno, vamos a analizarlo”, sugiere. “¿Se ama a sí mismo? Pues no. ¿Ama su voz? No. ¿Ama sus canciones y cree que son las mejores? Tampoco. Pero sí siento una necesidad y un deseo avaricioso de querer más de todo. Así que ahí supongo que está mi ego. Es muy complejo.”

Justo en ese momento Field aparece en la puerta. Él le pregunta si quiere sumarse y, luego, mientras ella toma asiento, él vacila. “Tengo miedo porque entonces voy a tener que controlarme a mí mismo”, dice.

“No tienes que hacerlo”, le aseguró ella.

“Pero dirás ‘oh, no puedes decir eso, no puedes decir eso”, se preocupa.

“No creo que eso alguna vez que haya detenido”, señala ella. “Pero me sentaré y trataré de no sacudir la cabeza con desesperación cada vez que digas algo controvertido”.

“Ok”, acepta y la pone al tanto de nuestra conversación. “Simplemente estamos analizando el ego”.

“Oh, Dios”, responde. “solamente iba a entrar por un momento”.

Volvemos a debatir sobre las formas en las que su esposo es y no es egoísta. “La gente consideraría que el ego es arquetípicamente alguien que está muy seguro de su propia importancia y con una percepción exagerada sobre sí mismo”, continúa, claramente indicando que no considera que ésta sea una descripción justa o apropiada de quién es realmente.

“Si”, reconoce Field, quien luego se mete en un análisis intrincado y articulado de cómo la aparente extroversión extrema de Williams contrarresta la introversión extrema que ella conoce.

Con sus palabras resonando en el aire Williams me mira y dice “¿Puedes decir que yo dije eso?”. En este momento, Teddy y Charlie vienen a visitarnos. “¿Creen que papá tiene un ego enorme?, les pregunta Field.

“¿Qué es un ego?”, pregunta Charlie.

“Creo que lo sé”, responde Teddy. “¿Estar demasiado orgullosos de uno mismo?”.

“¿Creen que papá está demasiado orgulloso de sí mismo?”, les pregunta Williams.

“No”, responde Teddy con lealtad.

Y es en este momento, justo después de que los chicos se fueran, que Williams dejó escapar la frase, una que creo debería ser preguntada de forma obligatoria en todas las entrevistas a celebridades, “Entonces… hice un test online para ver si era narcisista”.

Antes de seguir adelante hay algunas cosas que aclarar sobre esto. En primer lugar, que, luego de decir esa frase, él se enfrenta inmediatamente a una cierta burla por parte de su audiencia, dos personas que parecen instintivamente unidas en el punto de vista de que cualquiera que esté dispuesto a hacer un test online sobre si es un narcisista ya tiene la respuesta.

En segundo lugar, que, de forma bastante apropiada, se retracta. “Ey, no. Escuchen”, protesta, “si hay tantas cosas que se dicen sobre la gente que está en la industria en la que estoy, haciendo el trabajo que hago, donde se nos acusa de ser narcisistas y ególatras todo el tiempo, ¿no sería prudente decir: ‘¿Qué tal si comprobamos si lo soy o no?'”.

Es un punto razonable, aunque tal vez sea un buen momento para mencionar la remera que está usando hoy. Tiene un dibujo fragmentado de un rostro. De su propio rostro. Dibujado por él mismo. Y junto al dibujo están las palabras, escritas por él, “I AM NO LONGER MENTALLY ILL” [ya no soy un enfermo mental]. En la manga izquierda de la remera hay más palabras escritas: “SAY DRUGS TO NO” [dile drogas a los no].

Cuando Robbie hizo el test online, el resultado que le dio fue que no era narcisista. Pero decide volver a hacerlo ahora, solo que esta vez, para bien o para mal, lo hace con el posible aporte de dos personas que pueden tener opiniones firmes sobre sus respuestas.

“¿Qué pasa si nosotros determinamos que eres narcisista?” Field pregunta antes de empezar.

“Simplemente vivimos con ello”, responde.

Teddy regresa por un momento. “¿Pueden estar conmigo? Porque estoy muy aburrida”.

“Estamos tratando de averiguar si papá es narcisista, amor” explica Field. “Estaremos contigo en un minuto”.

Y empezamos. En algunas respuestas nos ponemos de acuerdo rápido (si sienten la necesidad de compararse, el test está en psycom.net). Por ejemplo, estamos de acuerdo en que “¿Considera que constantemente está dispuesto a aprovecharse de los demás para lograr tus objetivos?” es un “nunca” y que “¿Considera que a menudo tiene envidia de los demás y/o cree que otros sienten envidia de usted?” es un “muy frecuente”.

Pero algunas son más complejas. Por ejemplo: “¿Los demás lo consideran arrogante o snob?”. Los hechos parecen ser razonablemente claros: que quienes lo conocen no lo hacen pero que, como estrella pop, se lo suele considerar así muy seguido. Él se frustra bastante ante la sugerencia de que la respuesta tiene que reflejar lo segundo. “Lo que proyecto ahí es distinto”, afirma. “Allí estamos hablando de Robbie y yo hablo de Rob. Por favor, no me hagan esto.” Su punto de vista es el que finalmente prevalece.

Luego de apretar “enviar” aparece el diagnóstico: “Indicación leve de trastorno narcisista de la personalidad”. Parece estar bien con el resultado. “Como verás, de haber apretado ‘si’ a todas las preguntas sobre ‘las personas te consideran arrogante…?’, sería un completo narcisista ahora. Pero eso hubiese sido injusto porque esa es solo una imagen que proyecto para facilitar nuestro increíble estilo de vida”, le dice a Field.

Evidentemente, sería igualmente injusto elegir este momento para preguntarle por la foto de portada de su nuevo álbum, XXV. Así que lo hago. En la portada él aparece desnudo, imitando a El Pensador de Rodin (hace un tiempo atrás, cuando le pregunté sobre esto, él caracterizó la imagen como ‘soy yo, el pensador’). Ahora explica que, por mucho que entienda la necesidad comercial de mostrar su cara, hace tiempo que se cansó de hacer sesiones de fotos para sus álbumes. “Si fuera mi decisión no estaría en ninguna de las portadas de mis álbumes. Pero no tienen nada que ver con el narcisismo, simplemente es porque odio que me saquen fotos”. Al menos esto puede ser “interesante y diferente”.

El álbum que contiene dicha portada, XXV, es una colección de las canciones más exitosas de su carrera como solista (carrera que ahora, gracias a los retrasos de la COVID, tiene un poco mas que los 25 años declarados), las cuales han sido reversionadas en versiones orquestales, además de contener algunas canciones nuevas. Se resiste a mirar hacia atrás y es mucho más reacio a presumir de sí mismo de lo que la gente podría imaginar.

Estos son algunos de los comentarios típicos de nuestras conversaciones durante esta semana: “Caí en esta carrera por un lindo error, simplemente me estoy divirtiendo e inventando sobre la marcha y, de alguna manera, me topé con esta espectacular carrera que fue más allá de mis sueños más descabellados”.

Con el mismo espíritu, tal vez solo Robbie Williams empezaría un debate sobre un álbum que reversiona y celebra glorias pasadas diciendo “nunca he sido realmente feliz con las cosas que hice”. Sin embargo, eventualmente termina reconociendo que volver a estas canciones le permitió revalorizar todo lo que ha logrado.

“Tal vez no aprecié lo suficiente todo lo que hice mientras lo hacía”, propone. “Siento que he estado más cerca de donde quería estar de lo que pensaba”. Y sobre los nuevos arreglos, dice: “les da dramatismo e importancia a las canciones. Las hace más atractivas.” Juzguen ustedes mismos, entonces, las capas entrelazadas de sinceridad, ironía, incomodidad y diversión que se encuentran en lo que dice a continuación.

“Ya cumplimos con la parte en la que hablo sobre la música, así que ahora”, anuncia, “¿podemos volver a mi?”.

Una ironía particular es que son declaraciones como estas las que podrían reforzar la idea de que él no está comprometido con las  cosas que crea, algo que sería completamente inexacto. Comparen la frase de arriba con lo que pasó la primera tarde que me reuní con él en este apartamento en París.

Desde su computadora, él me mostró una canción nueva tras otra, tal vez hayan sido 10 y hay muchas más en esa misma playlist. Algunas están destinadas a lanzarse como parte de su nuevo proyecto de música electrónica, una banda llamada Lufthaus que se formó durante la cuarentena junto a Tim Metcalfe y Flynn Francis, con quienes trabajó por primera vez en el álbum Take The Crown del 2012. Otras, una tanda de canciones hechas con guitarras, son para lo que él imagina es el próximo álbum de Robbie Williams, producto de un experimento mental muy particular: “Decidí volver a 1995. Recién había abandonado Take That. Y ahora, con todo el conocimiento, el conocimiento musical que ahora tengo, ¿cuál sería el álbum que haría?”.

También se entusiasma al mostrarme canciones que le ha pedido a personas que hicieron las canciones que le gustaban en su juventud, tales como Brian Molko de Placebo y Jon Marsh de The Beloved. En el medio, menciona casualmente otros álbumes planeados, más allá en el futuro, que ya están siendo planificados.

Y eso es solo el principio de todo lo que ha estado haciendo. En los años que lleva viviendo en Estados Unidos, le ha llamado la atención la forma en la que los artistas estadounidenses exitosos (menciona a Kanye West, Jay-Z, Brad Pitt, George Clooney y Kevin Hart) parecen no ver la necesidad de limitar sus ambiciones. “Muchas personas hacen muchas cosas diferentes y todas son ramas de creatividad”, dice.

Cada vez más, así es como le gustaría que fuera su vida. Todavía lanzaría álbumes y haría giras, pero si se sale con la suya, haría muchas más cosas. Empieza a enumerar cosas: “También estoy creando obras de arte. Escribí el guión de un programa de televisión. También diseñé mi propia línea de ropa y creé mi propio trago. Quiero construir un hotel y quiero crear algo grande relacionado con el mundo de los negocios. ¿Qué más? Hay muchas cosas. Una competencia de talentos. También escribí otro musical. No hay límites y es algo interminable”, se ríe. “Voy a ser un hombre muy, muy ocupado”.

Al hablar sobre esto, menciona algo que aparentemente se escribió en el informe escolar de su abuela paterna, al parecer, con la intención de elogiarla: “Lo hará bien para la gente para la que trabajará”. De ahí, señala, es de donde viene él: “Toda mi familia hizo el equivalente a trabajar en los pozos o eran marineros que cavaban canales, personas que trabajaban a las órdenes de otras personas”.

Tan solo dos generaciones después, a él se le dio una oportunidad muy diferente y le gustaría sacarle el mejor provecho posible.

Las ventajas económicas no le son indiferentes. Por un lado, le gusta su estilo de vida actual, el cual no es barato, pero sobre todo dice que le gusta todo esto porque le ha parecido la mejor manera de pasar el tiempo. Por una parte, “me hace feliz, me entusiasma y permite dejar salir mi ambición, que no ha cesado”. Por otro lado, aplaca lo que podría pasar en su ausencia. Hace tiempo se refiere como “Radio Rob” al diálogo interno que ocurre cuando él no usa estos proyectos para distraerse de su mente y esta tiene mucho tiempo y espacio para correr sin control.

“No creo que supieras hacer que hacer en el día si no lo usas para crear algo”, Field le dice a Robbie y luego agrega, mirándome a mí: “Hay algo en el cerebro de Robbie de lo que creo que quiere distraerse tan intensamente que entra en estos modos de creación obsesivos-compulsivos para ahogar ese ruido. No se que es lo que pasa allí arriba, en Radio Rob, que hace que él quiera escapar de eso. Todo lo que sí sé es que, por suerte, en vez de usar drogas, lo hace a través de la música, los dibujos y creando nuevas ideas comerciales y cosas en su computadora”.

Una de las vías de escape que ha existido durante algún tiempo y de forma silenciosa y en paralelo a la música es el arte. A principios de año, exhibió en Sotheby’s una serie de obras de arte en blanco y negro, las cuales fueron hechas en colaboración con su amigo Ed Godrich, cuya seguridad parecía dejar perplejos a quienes buscaban despreciarlas. Desde lejos, las mismas podrían parecer bucles abstractos o montones de objetos entrelazados pero Williams ofrece una perspectiva más específica: “Si han ido a una rave, lo miraría como si fueran miles de caras mirando hacia un drone”.

Mientras tanto, él constantemente está creando piezas más pequeñas, a menudo más irreverentes, y muchas de ellas las crea en su iPad, usando una aplicación llamada Procreate. Durante un viaje reciente desde Los Ángeles a Dubái él pasó todo el tiempo haciendo esto. “Es que es muy divertido”, dice.

También está pensando en usar alguna de estas pinturas creadas en iPad, junto a otras ideas y slogans, en una línea de ropa, Hopeium, que planea lanzar en los próximos meses (la remera de “I am no longer mentally ill” se hizo como una muestra).

Y como si todo esto no fuera poco, el próximo año también se lanzará “Better Man”, película dirigida por Michael Gracey (director de The Greatest Showman) que contará la historia de su carrera. Por como su protagonista la describe, cualquiera que espere una historia impecable y directa sobre el ascenso a la fama terminará sorprendido. “Para bien o para mal, muestro lo bueno y lo malo de mi personalidad”, dice Robbie. “Me gusta el hecho de que tiene un poco de fantasía y también un toque surreal. Te lleva a un lugar inesperado y donde no creerías que podría llegar. Michael Gracey es un mago y estoy confiado en que el resultado final será muy bueno”.

La película se grabó a principios de año en Melbourne y Williams viajó a Australia para participar de las grabaciones. “Fue como estar invitado a la mejor fiesta de cumpleaños en tu honor que, de alguna manera, no sentías que merecías”, dice. “Fue como si todo girara en torno mi y eso fue cómodo e incómodo a la vez. Fue como ‘Wow, esto es muy genial” pero, a la vez, ‘no te mereces esto”, lo cual es algo que pasa constantemente en todo lo que he hecho”, se ríe. “Eso seguramente también está incluido en la película”.

Sin embargo, fue todo una experiencia. “Te sientas en la sala de maquillaje rodeado de personas que interpretarán a tu abuela, a tu padre y a tu madre”. De hecho, él se encontraba allí porque en la película parece que él es, a veces, uno de los actores que interpreta a Robbie Williams. “Me interpreto a mi mismo algunas veces”, explica. “Lo cual también hago en la vida real”.

La teoría de las cuatro etapas de la fama a la que Williams se refería antes es una que ha estado resonando en la cultura popular por, aproximadamente, una década y resulta que salió de un trabajo académico titulado “Being a Celebrity: A Phenomenology of Fame”, publicado en 2009 como una colaboración entre Donna Rockwell, de la Escuela de Psicología Profesional de Michigan, y David C. Giles, de la Universidad de Winchester. Y él la ha recordado mal. “Aceptación” no es la cuarta etapa, es la tercera (La primera y segunda etapas eran “Amor/Odio” y “Adicción” y estoy convencido de que él considera que las domina por completo). La cuarta etapa propuesta por los autores es, de hecho, “Adaptación”.

Le envío un mensaje para confirmar si estas eran las etapas a las que él se refería y, efectivamente, lo son. “Y si, estoy en la cuarta etapa”, responde inmediatamente. “Lo que suena terriblemente terminal”.

Pero adaptarse también suena bien. Y si no siempre le ha funcionado bien, “me atrevo a decir que la adicción a la cocaína fue mi primer intento fallido de ‘Adaptación'”, sus estrategias más recientes, y la vida que ha formado, parecen estar funcionando mucho mejor.

Las últimas palabras que me escribe son estas: “En tu mente puedes ir a cualquier lado, pero es mejor darle algo para hacer…”. O, como me dijo antes, “Trabajo, viajes, familia, propósitos”.

Tal vez ese sea uno de los secretos para interpretar el papel de Robbie Williams a largo plazo: que la libertad para volar solo es libertad cuando tienes un lugar donde aterrizar.

“Lost”, primer single del álbum, se lanzará el 5 de agosto y XXV saldrá a la venta el 9 de septiembre.

Traducción: Robbie Williams Daily